viernes, 12 de abril de 2019

Las actitudes intelectuales y las emociones negativas


En un primer momento, todos estaríamos de acuerdo en que las emociones negativas se manifiestan por causa de eventos externos.

Pero no es así.

La emoción negativa se manifiesta no a causa del evento, sino a causa de una actitud intelectual o punto de vista que juzga negativamente a ese evento, y así induce una emoción negativa hacia ese evento en el centro emocional.

Prácticamente todas nuestras emociones negativas se basan siempre en acusar a alguien de ser el responsable de provocar en nosotros dichas emociones.

Si comprendiésemos que nuestro rechazo emocional hacia ciertos eventos tiene su origen en negativas actitudes intelectuales hacia esos eventos, comprenderíamos que el problema está en nosotros y eso, cambiaría toda nuestra situación interior.

De allí la necesidad de cambiar algunas de nuestras actitudes mentales, especialmente, aquellas actitudes que consideran necesarias y justas a las emociones negativas.

Es preciso entender esto claramente; la lucha contra las emociones negativas comienza en la mente. No puede comenzar en el centro emocional.

Detrás de todo rechazo emocional hacia un evento se encuentra una actitud intelectual negativa hacia ese evento y toda actitud intelectual negativa se la conoce siempre por el estado emocional negativo que produce en uno mismo.

El real control del centro emocional necesita el recuerdo de sí primero en la mente; si la mente se recuerda a sí misma, el centro emocional y los demás centros, también se recordarán a sí mismos.

El recuerdo de si se forma en la mente por medio de los esfuerzos por entender las ideas del Trabajo y por la creación de actitudes intelectuales correctas.

Si la mente adquiere actitudes intelectuales correctas, el centro emocional adquirirá sentimientos correctos y el centro motor obedecerá a los dos.

Pero, antes que nada, es preciso detener el hábito mecánicamente adquirido de expresar emociones negativas.

Un antiquísimo proverbio dice: “Lo que no se ve, es la causa de lo que se ve”.

La expresión de emociones negativas es la manifestación en el mundo externo, de lo que no se ve, esto es, las actitudes intelectuales negativas que residen en la mente.

Si no se les permite manifestarse, se debilitan y al debilitarse, dejan lugar para que nuevas actitudes puedan ser creadas.

Otro punto importante a considerar, es que las emociones negativas no son inevitables. Es preciso librarse de la idea de su inevitabilidad. Esta es una de las más grandes ilusiones que nos han sido transmitidas por educación.

Si queremos aumentar nuestro entendimiento del mundo y de nosotros mismos, debemos primero cambiar nuestra visión intelectual de las cosas, porque nuestro modo de pensar, y por extensión, de sentir y actuar, está determinado, en su mayor parte, por una visión intelectual de la vida en su mayor parte enteramente equivocada.

Sin ser conscientes de ello, nos encontramos sujetos a modos tradicionales de sufrimiento y así, hemos llegado a creer que este sufrimiento es una parte natural de nuestra vida.

Sin embargo, todo este sufrimiento pertenece a la educación que hemos recibido, a las actitudes intelectuales con las que se nos ha enseñado a juzgar los acontecimientos de la vida.

Es preciso que aprendamos a pensar de una manera diferente tanto acerca de la vida como acerca de nosotros mismos, y esto sólo será posible cuando pensemos desde nuevas ideas, desde nuevas maneras de discernir las cosas.

El estudio de las ideas del Trabajo, la lucha contra la identificación con las actitudes intelectuales negativas, la lucha contra la expresión de las emociones negativas, contra la imaginación negativa, la consideración interna, la creación de un pensar correcto sobre las emociones negativas y la práctica del recuerdo de sí, son la base de este Trabajo.






No hay comentarios:

Publicar un comentario