jueves, 4 de abril de 2019

El pensar correcto


Muy brevemente, puede decirse que la práctica de la no identificación es el esfuerzo de no aceptar como propios a los pensamientos negativos que han sido descubiertos por la observación, y, mientras en la mente no exista un pensar correcto, ciertamente, es absolutamente necesario seguir practicándola.

Pero en algún momento, conjuntamente con la práctica de la no identificación, es necesario comenzar a hacer esfuerzos tendientes a aprender a pensar correctamente, porque un pensar correcto significa algo muchísimo más grande que simplemente no identificarse.

Si practicamos una seria observación de nosotros mismos, debemos reconocer que hemos sido educados para reaccionar, principalmente, desde puntos de vista que juzgan incorrectamente. El hecho de que experimentemos las mismas emociones negativas ante ciertos eventos de la vida, demuestra la existencia en la mente de un pensar incorrecto, porque si tuviésemos un pensar correcto, no tendríamos emociones negativas, o por lo menos, tendríamos muy pocas y todas ellas controlables.

La simple existencia en nosotros de emociones negativas siempre recurrentes, demuestra que proceden de un pensar incorrecto. Un ejemplo de este pensar incorrecto, es que casi todas nuestras emociones negativas se basan en acusar a alguien, en culpar a alguien de hacer el mal conscientemente.

Si pensáramos desde un pensar correcto, veríamos que el mal no puede basarse jamás en la conciencia. La conciencia es la capacidad de darse cuenta, o mejor dicho, la capacidad de darse cuenta de lo que es mejor, y una mente consciente jamás elegiría el mal para aplicarlo en los hechos, porque se daría cuenta de que el mal no es lo mejor, sino lo peor.

Para que la mente adquiera esta capacidad, debe aprender a pensar correctamente, y esta clase de pensar sólo puede proceder de la creación de nuevas actitudes mentales, de nuevos puntos de vista. Si la mente adquiere nuevos puntos de vista, por la comparación con los puntos de vista mecánicos podrá saber cuáles son mejores que otros, esto es, tomará conciencia de sus diferentes resultados para la propia vida si piensa de una manera o de otra.

Mediante este pensar basado en la comparación, podemos llegar a comprender que es en ese punto de vista equivocado sobre la culpabilidad consciente de los demás, donde reside la causa de nuestras reacciones negativas y de lo negativo que la vida nos devuelve por causa de dichas reacciones.

Si podemos lograr que nuestra mente descubra y entienda que nadie es consciente de lo que dice y hace, que nadie se da cuenta de que no es una unidad sino una multiplicidad, y que puede decir y hacer cualquier cosa sin el menor control sobre lo que dice y hace, ese descubrimiento y entendimiento cambiará totalmente nuestra visión adquirida de los otros, y la cambiará hasta tal punto, que ya no reconoceremos más a los otros de acuerdo con el antiguo modo de pensar.

El enorme poder de la mente reside en que si aprende a pensar correctamente sobre ciertos temas definidos, y si este pensar se extiende suficientemente en el tiempo, puede hacer que ese pensar se vuelva sentimiento. Entonces, el centro emocional mismo comenzará a luchar contra las emociones negativas. Estas aparecerán sólo muy ocasionalmente y se irán debilitando progresivamente hasta prácticamente desaparecer.
Por cierto, esto no se alcanza de inmediato. Para que las nuevas actitudes intelectuales se hagan permanentes en nuestra mente dependerá enteramente de la persistencia que pongamos en pensar lo que sucede en la vida desde los nuevos y, al mismo tiempo, antiquísimos puntos de vista de esta enseñanza.

      


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