Muy
brevemente, puede decirse que la práctica de la no identificación es el
esfuerzo de no aceptar como propios a los pensamientos negativos que han sido
descubiertos por la observación, y, mientras en la mente no exista un pensar
correcto, ciertamente, es absolutamente necesario seguir practicándola.
Pero
en algún momento, conjuntamente con la práctica de la no identificación, es necesario comenzar a hacer
esfuerzos tendientes a aprender a pensar
correctamente, porque un pensar correcto significa algo muchísimo más
grande que simplemente no identificarse.
Si
practicamos una seria observación de nosotros mismos, debemos reconocer que hemos
sido educados para reaccionar, principalmente, desde puntos de vista que juzgan
incorrectamente. El hecho de que experimentemos las mismas emociones negativas ante
ciertos eventos de la vida, demuestra la existencia en la mente de un pensar
incorrecto, porque si tuviésemos un pensar correcto, no tendríamos emociones
negativas, o por lo menos, tendríamos muy pocas y todas ellas controlables.
La
simple existencia en nosotros de emociones negativas siempre recurrentes, demuestra
que proceden de un pensar incorrecto. Un ejemplo de este pensar incorrecto, es
que casi todas nuestras emociones negativas se basan en acusar a alguien, en
culpar a alguien de hacer el mal conscientemente.
Si
pensáramos desde un pensar correcto, veríamos que el mal no puede basarse jamás
en la conciencia. La conciencia es la capacidad de darse cuenta, o
mejor dicho, la capacidad de darse cuenta de lo que es mejor, y una mente consciente jamás elegiría el mal
para aplicarlo en los hechos, porque se daría cuenta de que el mal no es lo
mejor, sino lo peor.
Para
que la mente adquiera esta capacidad, debe aprender a pensar correctamente, y esta
clase de pensar sólo puede proceder de la creación de nuevas actitudes mentales,
de nuevos puntos de vista. Si la mente adquiere nuevos puntos de vista, por la
comparación con los puntos de vista mecánicos podrá saber cuáles son mejores
que otros, esto es, tomará conciencia de sus diferentes resultados para la
propia vida si piensa de una manera o de otra.
Mediante
este pensar basado en la comparación, podemos llegar a comprender que es en ese punto de vista equivocado
sobre la culpabilidad consciente de los demás, donde reside la causa de
nuestras reacciones negativas y de lo negativo que la vida nos devuelve por
causa de dichas reacciones.
Si
podemos lograr que nuestra mente descubra y entienda que nadie es consciente de
lo que dice y hace, que nadie se da cuenta de que no es una unidad sino una
multiplicidad, y que puede decir y hacer cualquier cosa sin el menor control
sobre lo que dice y hace, ese descubrimiento y entendimiento cambiará
totalmente nuestra visión adquirida de los otros, y la cambiará hasta tal
punto, que ya no reconoceremos más a los otros de acuerdo con el antiguo modo
de pensar.
El
enorme poder de la mente reside en que si aprende a pensar correctamente sobre
ciertos temas definidos, y si este pensar se extiende suficientemente en el
tiempo, puede hacer que ese pensar se vuelva sentimiento. Entonces, el centro
emocional mismo comenzará a luchar contra las emociones negativas. Estas
aparecerán sólo muy ocasionalmente y se irán debilitando progresivamente hasta
prácticamente desaparecer.
Por
cierto, esto no se alcanza de inmediato. Para que las nuevas actitudes intelectuales
se hagan permanentes en nuestra mente dependerá enteramente de la persistencia
que pongamos en pensar lo que sucede en la vida desde los nuevos y, al mismo
tiempo, antiquísimos puntos de vista de esta enseñanza.
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