Hay
muchas clases de impresiones, pero lo que más nos “impresiona” es aquello que
la gente dice y hace.
Las
impresiones ingresan o entran en nosotros a través
de ojos y oídos.
Las
llamaremos impresiones entrantes.
Las
impresiones entrantes procedentes de un evento exterior traen cierta información,
por ejemplo, la información de lo que una persona dice o hace.
Esta
información es recibida primero por la mente.
En la
mente, esta información sigue un circuito neuronal que está asociado o
conectado a ciertas actitudes intelectuales o puntos de vista adquiridos por
educación.
A
través de dicho circuito estos puntos de vista reciben la información que las
impresiones contienen acerca de ese evento y, en forma enteramente automática,
le confieren u otorgan un significado implantado por la educación adquirida.
De
acuerdo con ese significado, estos puntos de vista juzgan a las palabras o
acciones de una persona como correctas o incorrectas.
Si la
información de estas impresiones entrantes está de acuerdo con el significado
establecido por la educación, será aprobada. Si no lo está, será
desaprobada.
Si en
la mente es aprobada, esta aprobación inducirá en el centro emocional el
sentimiento de que es buena.
Si en
la mente es desaprobada, esta desaprobación inducirá en el centro emocional el
sentimiento de que es mala.
El
sentimiento de que la información es buena, producirá en el
centro emocional un efecto de agrado o aceptación.
El
sentimiento de que es mala, producirá en él, un efecto de desagrado o rechazo.
Si el
efecto emocional es de agrado o aceptación,
inducirá en el centro motor una reacción equivalente, por ejemplo, gestos
o palabras de aprobación.
Si el
efecto emocional es de desagrado o rechazo,
inducirá en el centro motor, gestos o palabras de desaprobación.
En
todo hombre o mujer, todo este proceso se desarrolla en ellos sin
la menor conciencia de su parte.
Las
actitudes intelectuales mecánicamente adquiridas residen en la parte formativa
del centro intelectual, esto es, la parte formada por la educación mecánica, y
el circuito que asocia o conecta la información de las impresiones entrantes
con las actitudes encargadas de juzgarlas, se dirige siempre hacia
el aparato formativo y nunca a otras divisiones del centro
intelectual que están disponibles para pensar de una manera nueva.
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