En
este Trabajo se ha de tener un propósito, un objetivo a cumplir.
Decir
que el propósito es despertar no significa nada.
El
propósito tiene que ver con aquello que uno ha observado de sí mismo durante
largo tiempo; cierta actitud, cierto hábito de pensar que haya persistido a lo
largo de su vida y que haya sido la causa de mucho sufrimiento inútil, día tras
día, mes tras mes, año tras año.
Si
se lo descubre, se podrá definir el propósito.
De
manera que proponerse obtener algo sin definírselo a sí mismo no es serio.
Por
ejemplo, un hombre quiere ser libre. Este es un propósito, pero para ser libre
primero tiene que saber en qué es esclavo, de lo contrario no sabrá de qué
librarse.
El
propósito se vuelve claro cuando ya se sabe qué es lo que se debe obtener.
La
observación de sí es pues una herramienta muy importante porque nos muestra lo
que obra en nosotros de manera imperceptible para nosotros mismos.
Nos
permite saber en qué somos esclavos y este saber nos hace conscientes de la necesidad
de tener un control interior.
La observación de sí
es
el comienzo de la libertad.
Mientras
no se sabe nada sobre la observación de sí ni de lo que ella pone en evidencia
sobre nuestros estados interiores, se puede filosofar acerca de la libertad,
pero cuando uno sabe con total certeza que no es libre, ciertamente que no se
conformará simplemente con filosofar.
Nadie
puede ser libre sólo con palabras.
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