viernes, 29 de marzo de 2019

El hombre desde el punto de vista del Cuarto Camino



Una idea que está estrechamente ligada al estudio del hombre es la idea de su evolución. El Cuarto Camino incluye conceptos acerca de la evolución del hombre que difieren enteramente de los criterios científicos tradicionalmente aceptados sobre una evolución del hombre a partir de formas animales inferiores.
Tal clase de evolución es sólo una conjetura que no se ha verificado jamás en los hechos.
Es preciso entender que a pesar de las numerosas y minuciosas investigaciones llevadas a cabo por la ciencia antropológica en los últimos doscientos años, no existe una evidencia irrebatible sobre una evolución fisiológica e intelectual del hombre iniciada sobre la base de eventuales mutaciones heredadas por vía de selección natural, de cierta especie animal notoriamente disímil a él.
Este sistema impugna tal concepción evolutiva del hombre y sostiene que la única evolución posible al hombre es la evolución de su psicología. Desde este punto de vista, esto significa que no existe ni puede existir una evolución del hombre que se efectúe automáticamente, esto es, sin la participación de esfuerzos conscientes y voluntarios de su parte y sin un exacto entendimiento de los principios que conducen a esa factible evolución.
Pero ¿Qué significa evolución psicológica? Muy brevemente, puede decirse que significa ante todo, el desarrollo cualitativo de los pensamientos y sentimientos de un hombre en función de un correcto entendimiento y comprensión, tanto de sí mismo como de la vida en general, o, para decirlo de otro modo, con vistas a la posible posesión de un bien mejor que aquel que tiene al presente.
El Cuarto Camino estudia al hombre no desde la perspectiva de lo que aparenta o parece ser, sino desde la perspectiva de lo que puede llegar a ser.
Para este sistema, el hombre no es un ser plenamente desarrollado como lo supone la moderna psicología, sino un ser en vías de desarrollo.
Al señalar al hombre como a un ser en vías de desarrollo estamos señalando al mismo tiempo que el hombre a través de este desarrollo, puede llegar a la adquisición de nuevas facultades o capacidades que le son esenciales o innatas en él, pero que se encuentran en un estado de latencia o potencialidad y que no pueden desarrollarse espontáneamente, es decir, que no pueden manifestarse en acto sin la intermediación de una capacitación a través de una metodología de estudio y trabajo práctico.
Por consiguiente, el camino que puede conducir a una posible evolución psicológica del hombre implica no sólo el conocimiento de esas nuevas capacidades que puede obtener, sino también de los métodos que le hagan posible ese desarrollo.
Asimismo, y muy especialmente, este proceso involucra por parte del hombre, un correcto conocimiento de todos los obstáculos que se oponen a esa posible evolución. Entre algunos de estos obstáculos encontramos uno de la mayor importancia: el hombre no se conoce a sí mismo. Este aserto, atribuido generalmente a Sócrates debe ser correctamente entendido.
No significa que el hombre no se conozca a sí mismo de ninguna manera, sino que no se conoce a sí mismo en relación a ciertos procesos que en su vida interior o psicológica, actúan de manera imperceptible para él mismo.
Cuando hablamos de procesos, queremos significar pensamientos, ideas o puntos de vista que determinan nuestra manera de tomar la vida. Al decir nuestra manera de tomar la vida se quiere decir nuestra manera habitual de juzgar los eventos que cotidianamente tienen lugar en la vida corriente y que están relacionados especialmente con lo que escuchamos o vemos acerca de lo que las otras personas dicen y hacen. 
En nosotros hay muchos puntos de vista; tenemos puntos de vista sobre la religión, la política, el arte, la ciencia, etc., pero los que más interesa conocer son aquellos que en nuestra mente juzgan la conducta de los demás hombres, pues los verdaderos problemas de nuestra vida no residen únicamente en la religión, el arte, la política o la ciencia, sino en la manera en que juzgamos o evaluamos a las demás personas, y, en particular, a aquellas con las que vivimos más asiduamente.

Llegados a este punto, es preciso hacer un breve paréntesis.

Es perfectamente claro para todos que hemos nacido sin nuestro actual contenido intelectual. Cuando éramos niñitos de pocos meses de vida, éramos como CD vírgenes. No teníamos opiniones, ni criterios, ni puntos de vista, ni juicios de valores, ni creencias; carecíamos de sospechas, recelos, animosidades, resentimientos y así sucesivamente. Sin embargo, en mayor o menor medida, hoy tenemos todo esto. La pregunta entonces es, si nacimos sin todo esto ¿Cómo es que hoy lo tenemos?
La única respuesta razonable es que todo esto lo hemos adquirido desde afuera, a través de lo que hemos leído o escuchado y que hemos tomado como verdad simplemente porque nos dijeron que era verdad.
Desde luego, esto no significa que todo lo que hemos adquirido de este modo es negativo. Entre las cosas que hemos adquirido, sea por imitación, sugestión o autoridad, existen muchas que son de gran valor para desempeñarnos en la vida y si nos despojásemos de ellas no tendríamos otra alternativa que regresar a buscarlas.
Pero cabe la posibilidad de que entre todos los puntos de vista adquiridos por la educación y que son correctos, existan otros que estén enteramente equivocados y qué, debido a su manera errónea de juzgar la vida, puedan ser la causa de una gran cantidad de sufrimiento innecesario en nuestras relaciones con las otras personas.
Conocerse a sí mismo es pues, entre otras cosas, observar nuestras reacciones ante ciertos eventos siempre recurrentes en nuestras vidas para conocer la calidad del contenido de todo lo que está en nuestra mente, tomar nota escrita de esas reacciones y estudiarlas con el propósito de saber cuanto hay de real y cuanto de imaginario en todo aquello que en la vida nos fue enseñado como verdad.
Este conocimiento de Sí (del Sí o Yo adquirido sin comprensión de nuestra parte) comienza con su observación, pues para cambiar algo, primero es necesario observarlo para poder estudiarlo y estudiarlo para saber cómo realizar ese cambio.

domingo, 24 de marzo de 2019

El pensamiento formativo y el pensamiento esotérico



 ¿Qué es ser una máquina en el sentido del Trabajo? En el lenguaje del Trabajo es pensar, sentir y actuar desde las partes formativas de los centros.

“Formativo” quiere decir formado, creado, establecido en nosotros como se establece un software en el disco duro de una computadora.

Tenemos pensamientos mecánicamente adquiridos que están almacenados en la memoria de la parte formativa del centro intelectual.

Estos pensamientos se reducen a unos pocos puntos de vista con los que juzgamos la vida y son siempre los mismos.

Al pensar siempre desde los mismos puntos de vista, éstos se vuelven sentimientos afines a esos puntos de vista y se almacenan en la memoria de la parte formativa del centro emocional.

Al experimentar siempre los mismos sentimientos, éstos se vuelven posturas y gestos motores afines a esos sentimientos y se almacenan en la memoria formativa del centro motor.

Por esto, al pensar siempre de la misma manera, se siente siempre de la misma manera y se reacciona siempre de la misma manera.

Sabemos por experiencia que en el conocimiento formativo que hemos adquirido hay cosas que son útiles a nuestros propósitos de vida corriente como es el caso de los oficios, artes, profesiones y ciencias que nos permiten ganarnos la vida, como suele decirse.

Pero fuera de estos campos del conocimiento, principalmente, en lo concerniente a las relaciones afectivas, nuestro saber adquirido sobre cómo conducirnos con esas relaciones no tarda en mostrar su completa inoperancia.

Es en este lado de nuestra vida, es decir, el de nuestras relaciones con las demás personas, donde el Trabajo nos conmina a cambiar nuestra manera de pensar.

Pero para cambiar nuestra manera inculcada de pensar necesitamos contar con ideas enteramente nuevas y estas ideas no pueden encontrarse en las ideas de la cultura corriente.

Estas nuevas ideas, estos nuevos puntos de vista que necesitamos para transformar nuestras vidas, solamente pueden encontrarse en la cultura esotérica.

El simple hecho de que las ideas esotéricas de las cuáles este sistema es un exponente, no se enseñen en ninguna universidad de la Tierra, demuestra que estas ideas son enteramente extrañas para la cultura corriente porque son totalmente diferentes en su visión de la vida y por eso son consideradas como nuevas, aún cuando sean, en realidad, más antiguas que la misma humanidad.

Pensar como todos piensan no demanda ningún esfuerzo.

Basta dejarse llevar por la corriente de pensamientos ordinarios que cotidianamente se alternan en nuestras mentes muchas veces sin un propósito definido.

Para poder cambiar la manera adquirida de pensar, la única forma es confrontar las ideas del pensar mecánico, con sus puntos de vista fijos, invariables e inmodificables, con los de la enseñanza esotérica, plena de nuevos significados y de nuevas emociones.

Un cambio en la manera de pensar significa un cambio en la manera de sentir y por consiguiente, de actuar en la vida y por eso, el cambio de la mente es lo primero.

 “Cómo pienses, así sentirás y así actuarás”, dice un antiguo aforismo.

Por lo tanto, a través de la observación de los estados negativos que nos producen ciertas actitudes intelectuales que juzgan la vida, podemos llegar a la conclusión de que es necesario cambiarlas por otras más inteligentes que nos proporcionen una nueva y más correcta visión general de las cosas.

Este camino o vía, llamado hoy Cuarto Camino, no es tanto un sistema de conocimiento sino más bien un sistema de pensamiento, un sistema que enseña a pensar de una manera nueva y que enseña también porqué es mejor pensar de una manera nueva.





martes, 19 de marzo de 2019

¿En dónde vivimos?


Si me pregunto en dónde vivo puedo responderme diciéndome que vivo en la calle tal, número tal, de la ciudad tal.

Y estaré en lo cierto, pero al mismo tiempo estaré equivocado.

Porque también vivo en un país llamado, como en mi caso, Argentina.

Esto será correcto, pero nuevamente estaré equivocado ya que vivo también en un continente, el continente americano, y de ese continente americano más concretamente en la parte sur del mismo.

Si sigo ampliando mi visión me daré cuenta de qué, si bien es verdad que vivo en ese continente y en su extremo sur, al mismo tiempo también vivo en un planeta llamado Tierra.

Si este proceso continúa, percibo que también vivo en un sistema planetario llamado sistema solar.

Ampliando aún más esta perspectiva mi conciencia capta el hecho de que también vivo en una galaxia llamada Vía Láctea.

Finalmente, llego a la conclusión de que vivo también dentro del conjunto de todas las galaxias posibles que forman el Universo.

Pero si alguien me preguntase si vivo dentro del conjunto de todas las galaxias posibles que forman el Universo y le respondiese que sí, estaré en lo cierto, pero nuevamente estaré equivocado, pues también vivo en una galaxia llamada Vía Láctea.

Y vivo también en un sistema planetario de esa galaxia denominado sistema solar.

Igualmente, dentro de ese sistema solar vivo en un planeta llamado Tierra.

En ese planeta vivo en la parte sur de un continente llamado America.

Dentro de ese continente vivo en un país llamado Argentina.

En ese país, yo vivo en la calle tal, número tal, de la ciudad tal.

De modo que vivimos en todos estos lugares simultáneamente, pero jamás nos damos cuenta.

Pero tampoco nos damos cuenta de algo muchísimo más importante, y es que vivimos todo el tiempo dentro de nosotros mismos.

Ahora bien, si un policía nos pide que nos identifiquemos y solicita conocer nuestro domicilio, será muy conveniente que no le respondamos con este ejemplo.


La importancia de la comparación en el desarrollo de la conciencia




Según el Cuarto Camino, el ser de un hombre es su estado interior o psicológico.

Si su mente juzga desde actitudes intelectuales o puntos de vista adquiridos por educación imitativa y autoritaria, su ser es mecánico.

Si su mente juzga desde puntos de vista adquiridos desde su propia experiencia y comprensión, su ser ya no es mecánico; es consciente.

La conciencia es una facultad de la mente.

Esta facultad suele ser definida como la capacidad de darse cuenta.

Sin embargo, la mente no puede desarrollar por sí sola esta capacidad.

Para que la mente desarrolle esta capacidad que le es propia, debe adquirir nuevas ideas provenientes de una diferente visión general de la vida, y compararlas con las ideas provenientes de la visión general de la vida adquirida a través de la educación.

Es solamente por la comparación que la mente puede desarrollar esta capacidad de darse cuenta.

Pero, si la mente no tiene otros puntos de vista que los adquiridos por la educación, no tendrá el poder de la comparación y no podrá darse cuenta de la posible existencia de mejores puntos de vista.

Cuando la mente adquiere nuevos puntos de vista adquiere el poder de comparar y puede llegar a darse cuenta de cuáles puntos de vista son los más convenientes para juzgar la vida y cuáles no son convenientes para esa finalidad.

En términos generales, la posibilidad de comparar exige tener diferentes cosas pues sin tener diferentes cosas, nunca se podrá saber cuáles son mejores que otras.

Y así llegamos a una más correcta definición de conciencia, esto es, que la conciencia no es simplemente “la capacidad de darse cuenta” sino, muy especialmente, “la capacidad de darse cuenta de lo que es mejor”.

Pero si una persona no tiene otras ideas que aquellas que le fueron implantadas en su mente por la educación, nunca podrá comparar y no podrá saber si hay mejores ideas con las cuáles pensar y tomar decisiones en su vida.


domingo, 17 de marzo de 2019

Pensamientos 1



En determinados momentos de la his­toria la posibilidad de despertar tuvo más probabilidades de realizarse para muchas personas, pues las gentes estaban apartadas de ciertas influencias, pero en los tiempos actuales nos enfrentamos a una expansión general de ideas que tienen como objetivo la formación de una sociedad global similar a las colonias de abejas o  de hormigas, de una organización social a escala planetaria en la que no se admitirá la existencia de la individualidad bajo ninguna forma.

Nuestra vida cotidiana, nuestra profesión, nuestro negocio, nuestra ocupación, no son sueño, pero si los tomamos como lo único que hay en la vida entonces son sueño.

Algunos sistemas dicen que la vida es ilusión. El Trabajo no está de acuerdo con eso; no dice que la vida sea una ilusión, pero si la tomamos equivocadamente, se vuelve ilusión para nosotros.

Los eventos del mundo no están bajo nuestro poder, pero lo que sí puede estar en nuestro poder es nuestra manera de tomarlos.

Delante de nosotros tenemos el pasado que vuelve en la recurrencia. No tenemos otro lugar adonde ir.

El hombre nace con la posibilidad de recordarse a sí mismo, pero ha sido educado entre gente que se ha olvidado de sí misma, y así no ha podido desarrollar esta facultad.

Cada uno de nosotros está unido a un tipo particular de cuerpo por la herencia genética, y a un tipo particular de puntos de vista por la educación recibida.

Hay sistemas que despiertan y hay sistemas que hacen dormir. Los sistemas que hacen dormir presentan al sueño como si fuese despertar.

Nuestras actitudes mentales adquiridas han sido concebidas para que miremos siempre hacia afuera, y jamás hacia adentro.

Tener un mañana no es simplemente despertar para ver el sol del día siguiente.
La causa de las emociones negativas que experimentamos ante ciertos eventos no reside en los eventos mismos sino en nuestras actitudes intelectuales sobre esos eventos.
Hemos nacido sin imaginación. Si hoy imaginamos es porque lo imaginario está en las ideas con qué pensamos.
No pensamos con la mente. Pensamos con las ideas que están en ella.
Si un hombre no se conoce a sí mismo aunque conozca todo no conoce nada.
Si queremos conocer a una persona, debemos separarla de su conocimiento y observar sus hechos.
Nunca hemos pensado en la vida como en algo en lo que había que pensar. Hemos dado por sentado que era tal como se nos dijo que era.


domingo, 10 de marzo de 2019

Los papeles o roles


  

Los papeles o roles no son conscientes. Son adaptaciones a las características de un entorno adquiridas mecánicamente por imitación y/o educación.

Por ejemplo, tenemos un rol para el entorno laboral; otro para el entorno del hogar, otro para el entorno de las amistades, otro para el entorno de las reuniones sociales, etc. 

Todos tenemos cierta cantidad de roles: uno corresponde a un conjunto de exigencias, otro a otro.

Nunca advertimos que tenemos roles.  

Estos roles se observan más fácilmente en otras personas que en uno mismo. La gente suele ser muy diferente en distintas condiciones y si se observa bien, estos roles se hacen evidentes y bien definidos.

No obstante, si un rol es mecánico y funciona bien en ciertas condiciones, no necesariamente debemos detenerlo: debemos observarlo y no identificarnos con él, sino actuarlo.

Lo más difícil es actuar, esto es, interpretar un papel siendo consciente de que no se es el rol que se interpreta.

Pero en la vida interior, uno debe estar libre de ellos.














lunes, 4 de marzo de 2019

Los acontecimientos de la vida externa y la enseñanza esotérica



En este Trabajo se dice que debemos aprender a tener puntos de vista correctos sobre los acontecimientos externos. Debemos aprender a juzgarlos sin ponernos a favor o en contra sino desde su conexión con nuestro posible desarrollo.

En cualquier momento ciertos acontecimientos externos en una escala muy grande pueden afectar toda nuestra vida. Pueden ser acontecimientos políticos, económicos, financieros o militares o una conjunción de todos estos acontecimientos.

Ahora mismo, seamos conscientes de ello o no, están ocurriendo grandes cambios en el mundo que incidirán en nuestra vida de un modo u otro.

Es de esperar que haya personas que verán esos cambios de una manera optimista y otras que los verán de una manera negativa. De todos modos, eso no alterará las cosas, porque cuando se es positivo hacia algo, se es negativo a todo lo que se opone a eso que se considera positivo y viceversa.

Un justo punto de vista sobre los acontecimientos de la vida social debe fundarse sobre cierta comprensión de su utilidad o inutilidad para la evolución de sí, esto es, para el desarrollo de la conciencia.

Esto no significa ser indiferente a lo que suceda en el mundo pues hay muchas cosas en esta época que es imposible que no nos preocupen. Pero al no considerarlas como determinantes para nuestra posible evolución, podemos no identificarnos con ellas hasta el extremo de que nos hagan perder el rumbo.

Por otra parte, es preciso comprender la inevitabilidad de ciertos acontecimientos. Así, como en nosotros hay muchas cosas que están equivocadas, también en los acontecimientos de la vida externa hay muchas cosas que están equivocadas y tanto los que dirigen esos acontecimientos, como los que no pueden hacer otra cosa que limitarse a sufrir sus efectos viven una vida irreal y en este sentido, debemos entender que la casi totalidad de lo que acontece en la vida, es irreal.

Por medio de esta enseñanza podemos aprender a determinar qué es trascendente y qué no es trascendente, a definir el bien y el mal del mundo de acuerdo con nuestro Trabajo. Los sucesos desmesurados, los sucesos gigantescos, pertenecen a la escala de la vida externa.

Nuestro Trabajo pertenece a otra escala enteramente diferente y no ocupa un lugar desmesurado ni gigantesco en la vida ordinaria. Por el contrario, su lugar en la vida cotidiana de las gentes es prácticamente insignificante, pero, al mismo tiempo, es lo más significativo e importante para aquellos que lo valoran.

De manera que tenemos que continuar adelante haciéndolo todo por nuestros propios medios y sin aguardar ninguna ayuda de la vida. Necesitamos entender que lo que hoy es progreso, mañana puede ser decadencia, que lo que hoy es orden en cualquier momento puede trocarse en salvajismo y barbarie porque los acontecimientos del mundo están en manos de personas que no piensan desde lo que enseña este Trabajo.

Si ciertos acontecimientos tornan imposible la vida habitual, la escuela se torna imposible.

Es una gran equivocación pensar en los momentos actuales como si fuesen iguales a otros momentos de la Historia. Ahora existen dificultades excepcionales, obstáculos que no existieron en otras épocas y hasta donde es posible ver, no puede esperarse otra cosa que un incremento de las dificultades.

Sin embargo estas dificultades no podrán desarrollarse más allá de cierto grado, porque cuando se trascienden ciertos límites un proceso de aumento de dificultades se vuelve algo imposible. 

Entonces el proceso se destruye.

Si en el momento de la destrucción estas dificultades abarcan una escala muy grande de la vida ordinaria, la destrucción de la vida será equivalente a esa escala.

Por esta razón es que no debemos creer que lo que hoy no hacemos, lo podremos hacer mañana, porque tal vez mañana no se pueda hacer o haya que hacerlo en condiciones extremadamente difíciles.