Todos
tenemos siempre buenas intenciones. Sin embargo, por la identificación, la
imaginación, la consideración interna y todo lo demás, pese a nuestras buenas
intenciones, sólo conseguimos crear malas situaciones. Así es siempre en la vida
de todos nosotros. Mientras no despertemos, todo lo que podemos tener son
buenas intenciones.
Pensamiento, sentimiento, acción. Así se
entiende lo que el apóstol Pablo quiso decir cuando expresó; “El hombre es un
ser tripartito”.
Ser
una máquina es pensar desde puntos de vista adoptados sin comprensión de cuanto
hay de real valor en estos puntos de vista y pensar, sentir y actuar de acuerdo
con ellos.
Otorgamos
valor a aquellas cosas que nuestras actitudes intelectuales otorgan valor. Entre
estas actitudes, algunas otorgan valor a cosas que son valiosas, y otras
otorgan valor a cosas que no valen nada. Tenemos que saber cuáles son valiosas
y cuáles no valen nada porque las que no tienen valor son las que nos hacen
destruir precisamente lo que más queremos preservar.
El
Cuarto Camino jamás será popular entre las personas pues nada hay más ofensivo
para un hombre que decirle que está dormido y que no puede hacer nada. Sólo muy
pocos que sientan la verdad de esto serán capaces de despertar y hacer.
“Despertar”,
en el sentido de este sistema, es darse de que uno no tiene control sobre sus
pensamientos, emociones y acciones. “Hacer”, en el sentido de este sistema, es
tener ese control.
Nuestro
pasado es la memoria que guardamos de lo que sucedió. Pero esa memoria de lo
que sucedió, es la memoria de las actitudes mentales mecánicamente adquiridas,
de lo que ellas aprobaron o desaprobaron y de lo que justificaron y siguen
justificando al presente.
Lo
que puede desarrollarse en el hombre es la consciencia y la voluntad, y estas
sólo pueden ser desarrolladas si un hombre comprende que aún no posee el
desarrollo de ambas.
Este conocimiento proporciona ideas que son difíciles de pensar pues
son enteramente desconocidas para la cultura corriente.
El Cuarto Camino está abierto a todos los hombres, pero entre
todos los hombres sólo ingresan al Cuarto Camino los que sienten que no pueden
seguir otros caminos.
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