Sufrir
y tener emociones negativas son dos cosas diferentes. Si uno sufre para obtener
algo útil, ese sufrimiento no se convertirá en una emoción negativa, pero
cuando el sufrimiento se origina en la identificación y la imaginación,
inevitablemente se convierte en emoción negativa.
Todas las
emociones negativas, sean violentas o depresivas, se basan en puntos de vista
que las justifican intelectualmente. Sin justificación las emociones negativas
no pueden existir.
Si una persona tiene puntos de
vista pesimistas y tristes sobre la vida, por más que se la invite a la más
divertida de las fiestas, no cambiará.
Es preciso
que nos veamos a nosotros mismos y a los demás sin imaginación. Esto es muy
difícil de hacer porque al estar habituados a la imaginación, la realidad nos
parece siempre una degradación de la
vida.
Todas
la situaciones violentas de la vida son siempre el resultado de las reacciones
de personas cuyas actitudes intelectuales colisionan con las actitudes
intelectuales de otras personas.
El centro
emocional siente lo que la mente piensa. Si la mente cambia de
pensamiento, el centro emocional cambia de sentimiento. No se pueden tener nuevas emociones si antes no se tienen nuevos
pensamientos.
La vida no
es ilusión. La ilusión está en nosotros, en nuestros puntos de vista
equivocados sobre la vida.
Identificación,
imaginación, emociones negativas, consideración interna, olvido de sí. Esta es
la prisión en que vivimos. Tenemos dos alternativas; o tratar de escapar, o
sentarnos y ponernos a llorar por estar en prisión.
Si pensamos sobre el recuerdo de sí
trabajamos sobre el conocimiento; si lo practicamos
trabajamos sobre el ser. Ambas cosas son necesarias.
Obtener
conocimiento sobre cómo cambiar es necesario, pero no suficiente, porque un
hombre sólo puede cambiar por la aplicación práctica sobre
sí mismo del
conocimiento obtenido.
Este sistema no es una filosofía. La filosofía es, ciertamente,
una categoría legítima del pensamiento, pero filosofar es pensar en una escala grandísima, en una escala desde
la cual es prácticamente imposible obtener comprobaciones fehacientes, porque
la filosofía no trata con hechos, sino con probabilidades,
y en este sistema tratamos principalmente con hechos.
Este Trabajo no enseña a tener fe, ni esperanza, ni amor; enseña a
desarrollar la conciencia, pero si la conciencia se desarrolla, termina
convirtiéndose en Fe, Esperanza y Amor.
No somos
solamente lo que somos. Somos también lo que podemos llegar a ser.
Gracias
ResponderEliminarLo invitamos a que adquiera el libro de nuestro transmisor, tal vez le pueda aclarar muchos más aspectos de esta enseñanza, perdón la demora en contestar estuvimos con serios inconvenientes no deseados que Dios mediante estamos solucionando.
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