jueves, 2 de mayo de 2019

Pensamientos III


Sufrir y tener emociones negativas son dos cosas diferentes. Si uno sufre para obtener algo útil, ese sufrimiento no se convertirá en una emoción negativa, pero cuando el sufrimiento se origina en la identificación y la imaginación, inevitablemente se convierte en emoción negativa.

Todas las emociones negativas, sean violentas o depresivas, se basan en puntos de vista que las justifican intelectualmente. Sin justificación las emociones negativas no pueden existir.

Si una persona tiene puntos de vista pesimistas y tristes sobre la vida, por más que se la invite a la más divertida de las fiestas, no cambiará.

Es preciso que nos veamos a nosotros mismos y a los demás sin imaginación. Esto es muy difícil de hacer porque al estar habituados a la imaginación, la realidad nos parece siempre una degradación de la vida.

Todas la situaciones violentas de la vida son siempre el resultado de las reacciones de personas cuyas actitudes intelectuales colisionan con las actitudes intelectuales de otras personas. 

El centro emocional siente lo que la mente piensa. Si la mente cambia de pensamiento, el centro emocional cambia de sentimiento. No se pueden tener nuevas emociones si antes no se tienen nuevos pensamientos.

La vida no es ilusión. La ilusión está en nosotros, en nuestros puntos de vista equivocados sobre la vida.

Identificación, imaginación, emociones negativas, consideración interna, olvido de sí. Esta es la prisión en que vivimos. Tenemos dos alternativas; o tratar de escapar, o sentarnos y ponernos a llorar por estar en prisión.

Si pensamos sobre el recuerdo de sí trabajamos sobre el conocimiento; si lo practicamos trabajamos sobre el ser. Ambas cosas son necesarias.

Obtener conocimiento sobre cómo cambiar es necesario, pero no suficiente, porque un hombre sólo puede cambiar por la aplicación práctica sobre sí mismo del conocimiento obtenido.

Este sistema no es una filosofía. La filosofía es, ciertamente, una categoría legítima del pensamiento, pero filosofar es pensar en una escala grandísima, en una escala desde la cual es prácticamente imposible obtener comprobaciones fehacientes, porque la filosofía no trata con hechos, sino con probabilidades, y en este sistema tratamos principalmente con hechos.

Este Trabajo no enseña a tener fe, ni esperanza, ni amor; enseña a desarrollar la conciencia, pero si la conciencia se desarrolla, termina convirtiéndose en Fe, Esperanza y Amor.

 No somos solamente lo que somos. Somos también lo que podemos llegar a ser.

 

2 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Lo invitamos a que adquiera el libro de nuestro transmisor, tal vez le pueda aclarar muchos más aspectos de esta enseñanza, perdón la demora en contestar estuvimos con serios inconvenientes no deseados que Dios mediante estamos solucionando.

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