Para que un hombre pueda tener un real sí mismo, sus puntos de vista deben
ser el resultado de su propio entendimiento y comprensión. Entonces, cada punto
de vista estará unido al otro y todos verán la misma cosa. En la vida se pueden
tener muchas metas, pero para aquel hombre que espera obtener al final de su
vida algo más que una tumba, ninguna otra meta puede ser más importante que
ésta.
Estamos divididos en muchos yo o puntos
de vista, algunos de los cuales aprueban y otros desaprueban. Vivimos
siempre en esta alternancia constante de aprobar y desaprobar. A veces sentimos
el hastío, el cansancio de esta interminable rotación y quisiéramos encontrar
el modo de librarnos de ella, de escapar a esta torturante y contradictoria
forma de tomar la vida. Necesitamos un único y gran Yo que abarque la totalidad de nuestra psicología, una psicología
renacida donde nada sea oposición y
donde todo sea complementación.
Como no tenemos otros puntos de vista que los
adquiridos por la imitación y la educación, nuestra mente no puede comparar los juicios de esos puntos de
vista con juicios provenientes de puntos de vista diferentes. La mente es un
recipiente y ese recipiente tiene un contenido. Lo que no está en el contenido,
la mente no lo puede pensar. Es
necesario hacer ingresar en este recipiente que es la mente, nuevos puntos de
vista para que ella pueda comparar y decidir cuál juicio es correcto y cual
juicio es equivocado.
Tomar la vida de una nueva manera significa pensarla desde
nuevas actitudes mentales adquiridas por un pensar correcto, esto es, sobre la
base de hechos verificados por una seria y responsable observación de sí.
Ser consciente es estar despierto. Constatar
que no se es consciente es comenzar a despertar.
Si el ser de un hombre, esto es, sus puntos
de vista intelectuales sobre sí mismo y sobre la vida están fundados en ideas
equivocadas, atraerá para su vida cosas iguales a su ser y de este modo, todo
en su vida seguirá sucediendo de la única manera en que puede suceder
La personalidad es todo aquello que otros nos enseñaron. La individualidad es lo que sabemos por nuestra propia
experiencia y comprensión.
Pensar es necesario, pero si algo en uno se contenta sólo con
pensar, nunca concretará nada.
Hay quienes
preguntan para qué sirve la conciencia. Algunos responden que es para alcanzar
un estado superior de iluminación, pero cuando un hombre conoce lo que hizo y
lo que no hizo siendo inconsciente, con toda certeza que ese hombre sabrá para qué sirve la conciencia.
El Cuarto Camino dice que el hombre es una máquina, pero esto es
algo que debe ser correctamente entendido. Decir que el hombre es una máquina
es una analogía que no puede ser
extendida más allá de cierto límite, pues si el hombre fuera una máquina en el
pleno sentido de esta palabra, no tendría ninguna posibilidad de dejar de
serlo. El hombre no es una máquina,
pero le implantaron una máquina
psicológica o programa que lo
hace actuar como si lo fuese.
Este
sistema afirma que el hombre no puede hacer. Es preciso entender por qué dice
esto. Significa que las actitudes mentales o puntos de vista implantados en su
mente por una educación hacen por él.
He aquí porque dice el hombre no puede
hacer.
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