En determinados momentos de la
historia la posibilidad de despertar tuvo más probabilidades de realizarse
para muchas personas, pues las gentes estaban apartadas de ciertas influencias,
pero en los tiempos actuales nos enfrentamos a una expansión general de ideas
que tienen como objetivo la formación de una sociedad global similar a las
colonias de abejas o de hormigas, de una
organización social a escala planetaria en la que no se admitirá la existencia
de la individualidad bajo ninguna forma.
Nuestra vida cotidiana, nuestra profesión, nuestro
negocio, nuestra ocupación, no son sueño,
pero si los tomamos como lo único que hay en la vida entonces son sueño.
Algunos sistemas dicen que la vida es ilusión. El
Trabajo no está de acuerdo con eso; no dice que la vida sea una ilusión, pero
si la tomamos equivocadamente, se vuelve ilusión para nosotros.
Los eventos del mundo no están bajo nuestro poder,
pero lo que sí puede estar en nuestro poder es nuestra manera de tomarlos.
Delante de nosotros tenemos el
pasado que vuelve en la recurrencia. No tenemos otro lugar adonde ir.
El hombre nace con la
posibilidad de recordarse a sí mismo, pero ha sido educado entre gente que se
ha olvidado de sí misma, y así no ha podido desarrollar esta facultad.
Cada uno de nosotros está unido a un tipo particular
de cuerpo por la herencia genética, y a un tipo particular de puntos de vista
por la educación recibida.
Hay sistemas que despiertan y hay sistemas que hacen
dormir. Los sistemas que hacen dormir presentan al sueño como si fuese
despertar.
Nuestras actitudes mentales adquiridas han sido
concebidas para que miremos siempre hacia afuera, y jamás hacia adentro.
Tener un mañana no es simplemente despertar para ver
el sol del día siguiente.
La causa de
las emociones negativas que experimentamos ante ciertos eventos no reside en
los eventos mismos sino en
nuestras actitudes intelectuales sobre esos eventos.
Hemos nacido
sin imaginación. Si hoy imaginamos es porque lo imaginario está en las ideas
con qué pensamos.
No pensamos con la mente. Pensamos
con las ideas que están en ella.
Si un hombre
no se conoce a sí mismo aunque conozca todo no conoce nada.
Si queremos conocer a una persona, debemos separarla de su
conocimiento y observar sus hechos.
Nunca hemos pensado en la vida
como en algo en lo que había que pensar. Hemos dado por sentado que era tal
como se nos dijo que era.
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