Los papeles o roles no son conscientes. Son adaptaciones a las
características de un entorno adquiridas mecánicamente por
imitación y/o educación.
Por ejemplo, tenemos un rol para el entorno
laboral; otro para el entorno del hogar, otro para el entorno de las amistades,
otro para el entorno de las reuniones sociales, etc.
Todos tenemos cierta cantidad de roles: uno
corresponde a un conjunto de exigencias, otro a otro.
Nunca advertimos que tenemos roles.
Estos roles se observan más fácilmente en
otras personas que en uno mismo. La gente suele ser muy diferente en distintas
condiciones y si se observa bien, estos roles se hacen evidentes y bien
definidos.
No obstante, si un rol es mecánico y funciona
bien en ciertas condiciones, no necesariamente debemos detenerlo: debemos
observarlo y no identificarnos con él, sino actuarlo.
Lo más difícil es actuar, esto es, interpretar un papel siendo consciente de que no se es el rol que se interpreta.
Pero en la vida interior, uno debe estar
libre de ellos.
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