En los primeros intentos del recuerdo de sí, hay varios factores a tener en
cuenta.
Primero, en cualquier cosa que se esté haciendo, es preciso tratar de darse
cuenta que es uno el que la está haciendo.
Segundo, es también darse cuenta que no se está haciendo
algo que se tendría que hacer.
Tercero, que se está haciendo algo que no se tendría que
hacer. Si se intenta esto constantemente, dará excelentes resultados.
En los momentos de tranquilidad, se puede pensar en aquellas cosas que se
han descubierto de uno mismo por medio de la observación y el estudio, cosas de
las que uno quiere librarse.
Esta es una gran ayuda para recordarse.
El darse cuenta, cada vez más claramente, que ni uno mismo ni los
otros se recuerdan, es un procedimiento que llevará al recuerdo de sí mejor que
de cualquier otro modo.
Es importante tratar de observar cómo pasa uno su tiempo cuando no está en
sus actividades habituales. Si se va a visitar a parientes o amigos, al
regresar a su casa, uno puede preguntarse si se recordó a sí mismo mientras
estuvo de visita.
Por ejemplo, si en algún momento percibió que estaba allí. Esto
es estudio práctico, es decir, en los hechos. Al intentar
recordarse constantemente a sí mismo, en algún momento se alcanza un nivel de
recuerdo más profundo: el recuerdo emocional de sí.
Entonces se advierte que la consciencia de sí no necesita del pensamiento,
que uno se vuelve consciente sin pensamiento; sólo sentimiento.
No obstante esto, después uno puede pensar sobre cualquier cosa que le
interese.
Los esfuerzos por recordarse nunca se pierden; por el contrario, se
acumulan.
Esta acumulación hará que cuando uno esté enteramente identificado y
perdido para el nuevo sí mismo, pueda apartarse y controlarse.
La consciencia de sí o recuerdo de sí, afecta a todos los centros porque
los aparta de sus partes formativas adoptadas por la imitación inconsciente, la
sugestión y la educación autoritaria y los ubica en sus divisiones
intelectuales.
Nada
se consigue rápidamente. Nadie puede ser abogado, médico o astrónomo
rápidamente. Todo lo que se puede hacer es intentar, intentar y volver a
intentar, teniendo siempre claro que nada se consigue con un solo y único
intento.
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