Un hombre no es sólo lo que sabe.
Es también y muy especialmente, sucomprensión emocional de lo que sabe. Sin esa comprensión, un hombre es sólo un acumulador de conocimiento intelectual sin significado alguno acerca de lo que conoce.
La
enseñanza esotérica nunca será popular entre las gentes. Esta enseñanza le dice
al hombre que no sabe lo que hace, que no tiene voluntad, que es un
inconsciente y que no puede hacer nada. No hay nada más ofensivo para un hombre
que le digan esto acerca de sí mismo. Por esto, muy pocos sentirán que hay algo
de verdad en lo que ella dice y son precisamente estos pocos, los que podrán, eventualmente,
obtener consciencia, voluntad y la capacidad de hacer.
Cuando
un hombre se Observa a Sí mismo según la metodología de esta enseñanza, no está
observando un verdadero sí mismo, sino el “Sí Mismo” implantado en su mente por
la imitación inconsciente, la sugestión y la educación autoritaria. Observará
ese falso sí mismo a quien toma como su verdadero sí. Esta es la razón por la
cual esta enseñanza insiste tanto en que un hombre observe su falso sí mismo.
Sí el hombre poseyera un sí mismo real ¿Para qué pedirle que lo o0bserve? Pero,
claro está, serán pocos los que acepten esto, porque nadie quiere separar las
ilusiones de los hechos y la Observación del Falso Sí Mismo es el camino de los
hechos.
Nuestro
sentimiento del mundo depende de nuestro pensamiento del mundo. Según pensamos
al mundo, así lo sentimos. Deberíamos saber cómo
lo pensamos, pues según esta enseñanza hay una posibilidad de que algunos
de nuestros pensamientos del mundo estén completamente equivocados acerca del
mundo. Un hombre tiene que saber cómo piensa, porque si no lo sabe, puede estar
actuando en la vida de tal manera que su ignorancia acerca de esto acarree para
su vida mucho sufrimiento innecesario.
En el
lenguaje sintético de los Evangelios, la perdición es la manera mecánicamente
adquirida de pensar, sentir y actuar que lleva siempre al sufrimiento inútil.
La salvación es adquirir desde sí mismo y por sí mismo una mejor manera de
pensar, sentir y actuar. Por eso ha dicho Cristo a sus discípulos más
allegados:
“Porque ancha es la puerta y espacioso el
camino que conduce a la perdición y muchos son los que pasan por ella. Vosotros
en cambio, buscad la Puerta Estrecha, porque estrecha es la puerta y angosto el
camino que conduce a la salvación y pocos son los que la hallan”.
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