Consideración
Hay dos formas de consideración.
La
consideración de nuestros sentimientos.
La
consideración de los sentimientos ajenos.
Generalmente consideramos sólo nuestros
sentimientos.
Definición
Considerar solamente nuestros propios
sentimientos se define en este sistema como Consideración Interna.
La consideración interna se refiere a
ese proceso psicológico que consiste en pensar, a veces obsesivamente, en lo
que los demás piensan de nosotros, sobre la manera en que nos tratan, la
conducta que muestran hacia nosotros, la mirada con que nos observan, los
gestos faciales de los otros al contactar con nosotros, lo que se puede llegar
a decir de nosotros.
La consideración interna hace que una
persona sienta que los otros no lo valoran como debieran, que no lo toman en
cuenta, que no le conceden la importancia que merece. Esto lo atormenta y lo
angustia y hace que sospeche de los otros. Esto induce en ella una actitud de
prevención y animosidad produciéndole una enorme tensión nerviosa y pérdida de
energía vital.
A estos estados emocionalmente negativos
provocados por la consideración interna, suelen sumarse otros igualmente negativos;
rencor, resentimiento, aversión e inclusive odio hacia aquellos que no le
conceden la debida importancia, que no lo valoran, etc.
Llegado a este punto, la persona
comienza a pensar y sentir que los demás están en deuda con ella, que le deben
el respeto que no le dan, la valoración que no le reconocen, la recompensa que
no le otorgan, en suma, la consideración que no le muestran y que ella merece y
qué, por lo tanto, son culpables de todo su sufrimiento, su tormento y su
angustia y que deben pagar por ello.
En el lenguaje de este sistema esto se
llama cobrar deudas o saldar cuentas.
En el lenguaje corriente se llama
venganza, pero raras veces las personas consuman su animadversión por medios
tan drásticos, ya que la venganza, en su aspecto más concreto, implica el uso
de la violencia en un sentido extremo.
De manera qué, fuera de las excepciones,
la mayoría de las personas se contentan con abrir un Libro de Cuentas
psicológico en el van anotando lo que se les debe y quiénes se lo deben.
Cada día abren su libro de cuentas y
leen lo que se les debe y quiénes se lo deben.
Por leer y releer constantemente ese
libro que llevan en sus mentes, se da el caso de que muchas personas se
compadecen a tal grado de sí mismas por ser tan desdichadas, que es
prácticamente imposible conversar con ellas de cualquier tema sin que no se
refieran inmediatamente a sus sufrimientos.
Ahora quiero llamar su atención sobre
algo que es importantísimo para su eventual comprensión del fenómeno
psicológico que llamamos consideración interna y es que hemos nacido sin consideración interna.
Por consiguiente, este fenómeno
psicológico es adquirido o adoptado por nosotros, debido a influencias
preexistentes en el entorno cultural en el cual nacemos relacionadas con la
consideración interna.
No existe obra literaria, sea narrativa
o poética, teatral o cinematográfica, en las que no se encuentre el fenómeno de
la consideración interna como causa de los sufrimientos que sus personajes
experimentan en mayor o menor medida.
Al mismo tiempo, en estas obras se
define a los sufrimientos derivados de este fenómeno, como algo natural, como
algo inherente al hombre.
Ahora bien, es de notar que en ninguna
escuela o universidad se enseña a sufrir por la falta de consideración de los
demás hacia la propia persona.
A nadie se le enseña “si no te consideran como mereces tienes que
sufrir”.
Eso significa que sufrir por no ser
valorado, considerado, etc., no es algo que se nos enseñe directamente, sino indirectamente
a través de los medios culturales mencionados más arriba.
Y sin embargo, no existe ninguna razón para que la falta de consideración de los
demás hacia la propia persona provoque todo este sufrimiento.
Ahora quiero referirme a otra forma muy
particular de consideración interna que consiste en que una persona siente que
no es lo suficientemente considerada con otra persona y que tal vez esta sufra
por ello.
Esto le hace pensar que debería
valorarla más, que debería concederle más lugar en su vida.
En este segundo caso, la causa del
sufrimiento no se debe a la falta de consideración de los demás hacia uno, sino
por el temor de una posible falta de consideración de uno mismo hacia la otra
persona.
Lo extraordinario de esta forma de
consideración es que es muy probable que la otra persona no piense ni haya
pensado que uno debería ser más considerado con ella y, como consecuencia, la
“consideración” de uno hacia esa persona termine siendo un verdadero fastidio
para ésta.
Al final, la persona en cuestión
terminará apartándose poco a poco de uno y su consideración hacia ella y el
resultado será que esta persona a la que se quería considerar, pase a formar
parte del Libro de Deudas que ha contraído con uno y de la cual, con certeza,
esa persona no tiene ni la menor idea de haberla contraído.
Todos los cargos internos derivados de
la consideración interna, todos los sentimientos de autoconmiseración,
resentimiento u odio relacionados con lo que nos debe la gente, es un sufrimiento
enteramente innecesario y un obstáculo para la posible evolución psicológica
del hombre.