Comenzaremos diciendo que Cristo no nació en un pesebre. La denominación de pesebre es una parábola que indica un lugar con animales benéficos y mansos para el hombre.
La
parábola nos dice, en su modo comparativo, que Cristo nació en un hogar que,
como un pesebre, estaba compuesto por personas mansas, esto es, sin resentimientos, que tenían un grado
importante de Metanoia, de cambio en sus maneras de pensar y que no eran
personas comunes y esto quiere decir que quienes cuidaron de él, eran personas
que ya estaban preparadas esotéricamente para asumir esa responsabilidad.
Tanto
José como Miriam, sus padres físicos, poseían conocimiento esotérico y estaban
debidamente preparados para cuidar de Cristo en sus años de infancia. La figura
del pesebre nos muestra que Cristo no podía nacer en una familia de personas
dormidas, sino de personas despiertas, psicológicamente hablando.
En dicha
parábola se nos narra que ellos fueron a una taberna a buscar habitación para
que Miriam tuviese al niño. El dueño de la taberna les dice que no tiene
habitaciones libres, pero que en la parte trasera tiene un pesebre y José y
Miriam aceptaron el pesebre. Obsérvese que este lugar está en la parte trasera de la taberna, es
decir, en un lugar que pasa desapercibido incluso para la vida corriente.
El
tabernero, la taberna y sus habitaciones, representan la vida ordinaria y en
esa vida no había lugar para el niño. Él debía nacer, simbólicamente, en un
pesebre, en un lugar de personas conscientes con un cierto nivel de evolución
interior, espiritual o psicológica y nació, como nace cualquier hombre pues
nadie puede nacer en un nivel físico diferente al que nacen todos los hombres.
Ahora
bien. ¿Por qué razón tanto misterio? ¿Por qué no decir abiertamente dónde él
nació? Sencillamente porque este
conocimiento es sólo para aquellos que tienen interés en conocer lo que
concierne a la parte trasera de la vida y no es para aquellos que no tienen
interés y, muy especialmente, porque los Evangelios al estar escritos en el lenguaje
de la parábolas, constituyen un examen
general del nivel de comprensión de aquellos hombres que buscan lo que está más
allá de lo literal.
Por
último, es importante señalar para quienes piensen que esto nada tiene que ver
con el Cuarto Camino, que aquel que dio a conocer a occidente esta enseñanza la
llamó en privado Cristianismo Esotérico,
esto es, interior, pues interior es,
precisamente, el significado de esotérico. Un cristianismo para la evolución
psicológica del hombre que nada tiene que ver con lo que hoy se conoce bajo tal
nombre.
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